Polinizar otras
geografías: el recuento de un viaje
Quisiera
dejar que la memoria germine las líneas que siguen, para trazar el intrincado y
afortunado viaje que Hysterias emprendió
de su lugar de origen hacia las tierras yucatecas, o como diría Antonio Medíz
Bolio, del faisán y del venado. Conocí a Hysterias
en el D.F., mientras asistía como ponente al IX Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura (CONEL). Recuerdo
muy bien, y de forma bastante irónica, que mi primer encuentro con la revista
fue en una no-presentación de la misma, es decir, en una presentación que, por
motivos cósmico-astrales, nunca se llevó a cabo. Según el programa, ya saben,
esos papeles que no siempre se cumplen, la presentación tendría lugar antes de
un Slam Poético. Y fue ahí, en el 2011, hace ya casi un año, donde tuve mi
primer y venturoso contacto con Hysterias.
En aquella ocasión, Hysterias
venía doblemente polinizada, ya que el fruto de aquella tarde no sólo fue la
revista misma, sino una inesperada amistad con la entonces coordinadora de la
revista, Leonor Alejandra González, a quien agradezco doblemente, por su
amistad y por la oportunidad de conocer a Hysterias.
El viaje terminó, pero no regresé solo a casa, fue así como Hysterias comenzó a circular en Mérida,
por el tradicional mano a mano, semilla a semilla.
Tiempo
después, decidí probar suerte con una colaboración, un texto poético bilingüe, Lucifer’s poems / Poemas de Lucifer, que vio la luz en el año 1, número 3, de la revista.
A raíz de esa publicación, tuve la oportunidad de entablar un diálogo por
correo electrónico con el nuevo coordinador de la revista, José Manuel Vacah, a
quien agradezco el sostenido y fructífero intercambio que desde entonces
tenemos. A partir de ese momento, el diálogo ha sido continuo, el cual
cristalizó con la invitación a formar parte del Consejo de Colaboradores de la
revista, así como con otra colaboración en el año 2, número 6, de la revista.
Fue
entonces que surgió la inquietud de hacer “oficial” el vínculo de la revista
con las tierras del sureste mexicano, así pues, Hysterias llegó a Mérida oficialmente en una cálida tarde-noche del
19 de mayo del 2012, en la presentación que se llevó a cabo en el espacio
cultural Café Poesía, de Café Chocolate, ubicado en el centro de la ciudad, en
la calle 60 por 49, a cuyo dueño, el señor Alfredo Sánchez, así como al
coordinador de Café Poesía, el poeta Fernando de la Cruz, agradecemos la oportunidad
y el espacio brindado a Hysterias. La
presentación estuvo a cargo de la Dra. María Dolores Almazán Ramos[1],
la poeta Irma Torregrosa, y quien estas líneas escribe. La asistencia estuvo
conformada por alumnos de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la
Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y de la Escuela de Creación Literaria
del Centro Estatal de Bellas Artes, así como por escritores, entre ellos
destacan el campechano Ramón Iván Suárez Caamal, el estadounidense Jonathan
Harrington, y los yucatecos Fernando de la Cruz, Roldán Peniche Barrera, y Esaú
Cituk Andueza, y por el público en general.
Así
pues, concluyo estas palabras diciendo que Hysterias
sin dejar de ser una revista uterada, fértil para todo tipo de germinaciones
poéticas, se ha convertido en una revista andariega, presta a polinizar otras geografías
con su uterado amor por la literatura.
[1] Doctora en Humanidades por la
Universidad Carlos lll de Madrid, es Profesora Investigadora Titular de la Facultad de Ciencias
Antropológicas de
la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), en la Licenciatura en Literatura
Latinoamericana.