domingo, 10 de marzo de 2013

Polinizar otras geografías: el recuento de un viaje



Polinizar otras geografías: el recuento de un viaje


Quisiera dejar que la memoria germine las líneas que siguen, para trazar el intrincado y afortunado viaje que Hysterias emprendió de su lugar de origen hacia las tierras yucatecas, o como diría Antonio Medíz Bolio, del faisán y del venado. Conocí a Hysterias en el D.F., mientras asistía como ponente al IX Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura (CONEL). Recuerdo muy bien, y de forma bastante irónica, que mi primer encuentro con la revista fue en una no-presentación de la misma, es decir, en una presentación que, por motivos cósmico-astrales, nunca se llevó a cabo. Según el programa, ya saben, esos papeles que no siempre se cumplen, la presentación tendría lugar antes de un Slam Poético. Y fue ahí, en el 2011, hace ya casi un año, donde tuve mi primer y venturoso contacto con Hysterias. En aquella ocasión, Hysterias venía doblemente polinizada, ya que el fruto de aquella tarde no sólo fue la revista misma, sino una inesperada amistad con la entonces coordinadora de la revista, Leonor Alejandra González, a quien agradezco doblemente, por su amistad y por la oportunidad de conocer a Hysterias. El viaje terminó, pero no regresé solo a casa, fue así como Hysterias comenzó a circular en Mérida, por el tradicional mano a mano, semilla a semilla.

Tiempo después, decidí probar suerte con una colaboración, un texto poético bilingüe, Lucifer’s poems / Poemas de Lucifer, que vio la luz en el año 1, número 3, de la revista. A raíz de esa publicación, tuve la oportunidad de entablar un diálogo por correo electrónico con el nuevo coordinador de la revista, José Manuel Vacah, a quien agradezco el sostenido y fructífero intercambio que desde entonces tenemos. A partir de ese momento, el diálogo ha sido continuo, el cual cristalizó con la invitación a formar parte del Consejo de Colaboradores de la revista, así como con otra colaboración en el año 2, número 6, de la revista.

Fue entonces que surgió la inquietud de hacer “oficial” el vínculo de la revista con las tierras del sureste mexicano, así pues, Hysterias llegó a Mérida oficialmente en una cálida tarde-noche del 19 de mayo del 2012, en la presentación que se llevó a cabo en el espacio cultural Café Poesía, de Café Chocolate, ubicado en el centro de la ciudad, en la calle 60 por 49, a cuyo dueño, el señor Alfredo Sánchez, así como al coordinador de Café Poesía, el poeta Fernando de la Cruz, agradecemos la oportunidad y el espacio brindado a Hysterias. La presentación estuvo a cargo de la Dra. María Dolores Almazán Ramos[1], la poeta Irma Torregrosa, y quien estas líneas escribe. La asistencia estuvo conformada por alumnos de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes, así como por escritores, entre ellos destacan el campechano Ramón Iván Suárez Caamal, el estadounidense Jonathan Harrington, y los yucatecos Fernando de la Cruz, Roldán Peniche Barrera, y Esaú Cituk Andueza, y por el público en general.

Así pues, concluyo estas palabras diciendo que Hysterias sin dejar de ser una revista uterada, fértil para todo tipo de germinaciones poéticas, se ha convertido en una revista andariega, presta a polinizar otras geografías con su uterado amor por la literatura.    




[1] Doctora en Humanidades por la Universidad Carlos lll de Madrid, es Profesora Investigadora Titular de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), en la Licenciatura en Literatura Latinoamericana.

Revista Hysterias. Un útero de papel



Revista Hysterias. Un útero de papel

Buena tarde-noche; inicio con mi agradecimiento a David Anuar y a Fernando de la Cruz, por la invitación, por la acogida.
            Quisiera dividir mis comentarios en torno a tres temáticas: 1) el tipo de publicación, 2) el subtítulo de la revista, y 3) la creación literaria.
1) Tipo de publicación
La Revista Hysterias pertenece a la actual denominación de las publicaciones cartoneras.
            En el año 2003, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, dentro de un contexto de crisis económica, surgió el primer proyecto cultural de este tipo, y desde entonces se ha extendido por toda América Latina, por España, por países europeos con población exiliada de Latinoamérica como es el caso de Suecia, y por países del continente Africano.
            Estos colectivos de arte, conjuntan el trabajo artístico de la escritura y de la imagen, con el trabajo comunitario artesanal de la elaboración manual de libros objeto, a la vez que incluyen a sectores marginados de la sociedad como son los recolectores de cartón, y apuestan por un compromiso ecológico de reciclaje.
            Los proyectos culturales cartoneros son autónomos e independientes, en la mayoría de los casos. Muchos de ellos han desplazado el copyright por el copyleft, es decir, los derechos de autor por la reproducción que garantiza la autoría. Dentro de estos proyectos, los artistas reconocidos, al compartir de manera altruista su obra, invierten en la difusión de los artistas que inician su trayectoria.
            Si la obra literaria ha sido entendida como el binomio fondo/forma, las ediciones cartoneras son, desde mi punto de vista, la materialización de esta amalgama. Su forma es artesanal, su fondo es artístico; el conjunto indisociable de ambas partes, da lugar a un producto estético.
            Las editoriales cartoneras elaboran libros, revistas y productos multimedia, apostando por su difusión y expansión, tanto en la web como en espacios artístico-académicos. En este sentido, los colectivos de estudiantes desempeñan un activo papel, como artistas, como editores, como difusores.
            El crítico y promotor de arte Nicolás Bourriaud (Bilbija, 2010:110) menciona que, el arte del siglo XX se ha caracterizado por la postproducción; en este sentido, los proyectos cartoneros, son un claro ejemplo de postproducción, que suman el trabajo de la recolección de cartón, el proceso de su reciclaje e ilustración artesanal, la donación de la obra artística, la impresión y/o fotocopia, la inclusión del nuevo proceso creativo, la difusión cultural, y el fomento de la lectura.
            Si tuviéramos que analizar este tipo de proyecto cultural, yo me inclinaría por los estudios sistémicos, pues las publicaciones cartoneras parten de la periferia, tanto económica como artística, para realizar una labor que las coloca en el centro, debido a la rápida y amplia difusión que, afortunadamente, van teniendo. Los aspectos lingüísticos e identitarios son también parte de sus características, pues utilizan las lenguas como marca distintiva de su quehacer artístico.
            La académica y editora Ksenija Bilbija (2010:101) señala que, puede y debe usarse la cultura para propósitos extraculturales creando capital cultural; los proyectos cartoneros, como la Revista Hysterias que hoy tenemos el gusto de presentar y de compartir, es un claro ejemplo de ello.
2) Subtítulo
La Revista Hysterias tiene como subtítulo la frase Una revista uterada, y es acerca del vocablo útero sobre el que quiero hilar algunas ideas, para lo cual voy a recurrir a una de las obras de la escritora catalana Carme Riera, a su libro titulado Tiempo de espera, escrito en forma de diario, entre los meses de septiembre de 1986 y mayo de 1987, mientras gestaba a su segunda hija, texto que nos deja leer:
“11 de febrero de 1987
Éste es un cuaderno de anotar la vida interior, la más íntima, la nuestra. Vida intestina, que escribiría C. B. Un espacio en el que las dos nos cobijamos. Un útero de papel (1998:123)”.
            Los vocablos gestación y creación pertenecen al mismo campo semántico, con ellos representamos el proceso que da inicio, sostiene el desarrollo, y permite la conformación de algo o de alguien. El artista es siempre un creador, la obra de arte es al mismo tiempo la materialización de lo creado y el motivo de otras creaciones.
            El útero de papel que constituye a la Revista Hysterias es el espacio que contiene muchos procesos creativos, su gestación ha requerido de cuidados y de atención, su publicación es la metáfora de su reproducción, el nuevo ser busca con anhelante necesidad los brazos de sus padres lectores.
3) Creación literaria
El escritor y cineasta Paul Auster (Bilbija, 2010:104) explica que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue y nos define como seres humanos, lo que nos otorga esencialidad.
En este sentido quisiera compartir con todos ustedes la lectura de una de las creaciones que se cobijan en este útero de papel del que hablamos: La caja, de Abril Karera (2012:10-13), para que, con el acto de nuestra lectura, la creación literaria cobre vida ante nosotros.
            Finalmente comparto con ustedes una breve interpretación sobre el cuento leído. En la narración, la literatura es el espacio y el pretexto a partir de los cuales se busca la comunicación, objetivizada en una caja, que es convertida de este modo en el canal del diálogo, proceso estético-comunicativo que nos permite observar y ser observados. Conjunto de metáforas literarias similares a nuestra realidad social, pues la literatura ha sido el pretexto ubicado en este espacio en el que nos encontramos, donde una revista cartonera nos ha permitido entablar un proceso comunicativo, desde el cual, observar.

Muchas gracias.

Dolores Almazán
Mérida de Yucatán
Mayo de 2012

Bibliografía
Ksenija Bilbija (2010) “Borrón y cuento nuevo: las editoriales cartoneras             latinoamericanas” en Revista Nueva Sociedad, Número 230, noviembre-   diciembre 2010: 95-114. Archivo pdf.
Carme Riera (1998) Tiempo de espera, Lumen, Barcelona.
Abril G. Karera (2012) “La caja” en Hysterias. Una revista uterada, año 2,             número 5, enero-marzo 2012: 10-13.